jueves, 21 de enero de 2016

Capítulo 3: Gumina Glassred - Escena 8

No había necesidad de que él hiciera todo este problema si lo único que quería era obtener a Gumina. La mejor manera de hacerlo era atraer a la chica hasta algún lugar poco visible y utilizaba su hechizo de la Lujuria sobre ella como lo hacía usualmente.

Sin embargo, el corazón de Sateriasis se había emocionado esta noche. Él sentía que este entusiasmo no se calmaría a menos que usara todo el poder del demonio. Mientras admiraba cómo los guardias se derrumbaban en un caos sangriento ante sus ojos, Sateriasis tenía el siguiente pensamiento.

"Esta brutalidad podría ser mi verdadera naturaleza."

El que mató a sus padres, a sus sirvientes, e incluso a su hermano. Cada vez que él recuperaba un fragmento de su memoria, esta verdadera naturaleza de su poder había estado reviviendo.

Alguien se dirigía hacia Sateriasis.

(¿Un guardia? ¿O es sirviente? No importa, los mataré si me ven. En cualquier caso, estará bien siempre y cuando realizara el "ritual" más adelante.)

Sateriasis levantó su mano derecha, de la que le sobresalían largas garras.


Mientras caía al piso y las paredes de la Mansión Glassred estaban teñidas de sangre fresca, Sateriasis buscó la habitación de Gumina.

Escuchó el sonido de los pasos en el pasillo detrás de él.

"¿En serio...... de nuevo?"

Sateriasis miró hacia la dirección de los pasos. Con la plena intención de matar a esa persona, por supuesto. Pero, él detuvo allí por un momento.

"...... ¿Carol?"

Una vez que la sirviente de Gumina reconoció la forma de Sateriasis, sus ojos se abrieron.

"¡Duque Venomania, se ha vuelto loco!...... Por otra parte, esa forma......"

"No estoy loco. Simplemente vine a buscar a Gumina por mí mismo."

"...... La Señorita Gumina ya era su prometida. No había necesidad de que venga a llevársela intencionadamente......"

"Eso no voy a hacerlo, no de esa forma tan simple, Carol. Aquel matrimonio que sería sólo por espectáculo, el corazón de Gumina nunca sería mío."

Carol sacó su espada y la apuntó delante de los ojos de Sateriasis.

"¿Estás tratando de dar a entender que la Señorita Gumina no te ama?"

"Si vos estuviste acompañándola, ¿No lo sabes?"

"...... ¡Prepárate!"

Sin responder a la pregunta de Sateriasis, Carol se avalanzó sobre él. Saterasis esquivó la espada con facilidad y rápidamente cerró la distancia entre ellos.

"¿Qué? Q-Qu rápido......"

"Permíteme confirmar una vez más. Carol, ¿Sientes algo por mí?"

Los ojos de Carol se abrieron como si se molestara por un momento, pero pronto volvió a su aspecto original.

"...... Es ridículo."

Carol trató de lanzar un puño a la cara de Sateriasis pero eso también fue esquivado fácilmente.

"Usted no tiene que ocultarlo. Esa cara alegre cuando me acordaba de vos...... yo también he llegado a entender recientemente el corazón de una mujer."

"Esa es su arrogancia hablando."

"Aquellas que vienen no puede negarse; ese es mi credo. Carol, te llevaré, junto con Gumina."

Los ojos violeta de Sateriasis se pusieron rojos. Su resplandor consumía por completo a la pelirroja.

"Ah...... Ahhh."

Los sonidos que Carol hacía, en vez de ser gemidos de dolor, eran gemidos en un placer eufórico.


Gumina se sentó en la esquina de la habitación, mientras agarraba un cuchillo para su propia defensa, temblando ligeramente. Ella escuchó ruidos desde muchos lugares de la casa, gritando. Eso no era normal, incluso ella lo sabía. Un ladrón. Un ladrón entró en la mansión. Su padre, el Marqués Glassred, se había ido de la casa esta noche. Él tuvo que viajar al Palacio Imperial en Rukolbeni, al sur de Asmodean, para reunirse con la Familia Imperial.

En ese caso, ¿Cuál era el objetivo del ladrón? Ella no lo sabía. Pero Gumina recordó aquel incidente―― los asesinatos de cuando fue atacada la mansión de Sateriasis. El autor de ese incidente podría estar atacando ahora esta casa. Si ese era realmente el caso, Gumina sin duda sería asesinada.

Escuchó los pasos. Se estaban volviendo más fuertes, detuviéndose cuando llegaron hasta la entrada de la habitación.

(Por favor...... no vengas aquí, no vengas aquí......)

Las súplicas de Gumina fueron en vano; la puerta se abrió. Ella lloró un poco. Pero, una vez que ella vio quién abrió la puerta, Gumina puso una mano en su pecho, y se acercó a ella.

"¡Carol, estás bien! ¿¡Qué...... Que está pasando en la mansión!?"

"Señorita Gumina...... vámonos."

A pesar de la pregunta de Gumina, Carol respondió con una voz plana. La chica nerviosa también notó que los ojos de Carol carecían de cualquier color.

"¿Ir? ¿Ir a dónde?"

"A la mansión...... del Duque Venomania."

De repente, Carol dio la vuelta y agarró los brazos de Gumina detrás de su espalda.

"¿¡Eh!? ¿¡Q-Qué!? Carol, ¿Qué estás――?"

Alguien más asomó la cabeza por la puerta totalmente abierta. Mirando su apariencia aterradora, Gumina se quedó sin habla.

"¿¡S-Sati......!? ¿Qué está pasando? Esa forma......"

Un demonio ensangrentado estaba allí. Sateriasis entró en la habitación con sólo su rostro siguiendo siendo el mismo; el resto de su cabeza, sus brazos, su cuerpo, sus piernas, todo cambió por completo en la de un monstruo.

"Ahora, ¿Nos vamos, Gumina? ¿A mi mansión, a mi―― harem?"

Gumina se esforzaba tanto como podía, pero Carol la agarraba con mucha fuerza para que no pudiera escapar.

"No...... ¡¡Detente, alejáte de mí!!"

"Gumina...... por fin. Por fin, cada parte tuya será mío. Tu cara, tus piernas, tus pechos, e incluso tu corazón――"

El demonio se rió mientras lentamente se acercaba a ella. Gumina balanceaba sus piernas como loca, tratando de resistir.

"¡¡Aléjate...... aléjate!! ¡¡No te acerques a mí con esa fea caaaara!!"

"¿Feo......? ¿Feo yo? Eres terrible Gumina......"

El demonio se paró delante de Gumina, acercándose hacia su cara. La saliva goteaba de las brechas entre sus colmillos, cayendo al suelo.

"¿No eres vos la que es fea, enamorándote de otro hombre?"

Un resplandor rojo llenó la habitación.

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